¿Cambiaría
mucho nuestro Sistema Solar si el famoso gigante gaseoso (Júpiter) no estuviera
ahí o estuviera en otro lado?
Aunque
parezca mentira, que Júpiter esté donde está tiene unas consecuencias bastante
decisivas sobre el destino de nuestro planeta. Muchos (me incluyo) piensan que
si el gigante gaseoso no estuviera donde está y no tuviera la masa que tiene,
la Tierra no existiría.
Y
es que la situación orbital de un Júpiter es una cuestión muy peliaguda: si se
hubiera formado un poco más cerca de nosotros el tirón gravitatorio que habría
ejercido sobre la incipiente Tierra habría impedido su formación. Además, el
tipo de órbita también es determinante: para asegurar la existencia de nuestro
planeta, Júpiter debe seguir una órbita casi circular y estable; si hubiera
sido más elíptica no existiríamos.
Lo
mismo sucede con su masa: si hubiera acretado un poco más en el momento de su
formación, la intensidad de su gravedad también hubiera impedido la formación
de la Tierra.
Quizá
pensemos que, para eso, mejor no tener ningún gigante gaseoso cerca. Craso
error. La existencia de nuestro gigante gaseoso ha sido fundamental para
'barrer' el Sistema Solar de asteroides y cometas capaces de provocar una
extinción masiva.
Cálculos recientes muestran que sin Júpiter el número de
objetos de 10 kilómetros que chocarían con la Tierra sería 10.000 veces mayor.
Si con Júpiter en otro sitio nuestro planeta no se habría formado, sin él, la
aparición de vida hubiera sido muchísimo más complicada de lo que fue.
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